Pompeya y su imponente Vesubio a la espalda, como un padre protector a la vez que iracundo. Lugar de sueños y fantasías para quienes hemos tenido la fortuna de tomar el agua de sus fuentes. Energía vital que se quedó presa bajo la lava destructora.
Mis ojos guardan lo que mi corazón encontró. Les comparto esta colaboración para National Geographic en español que realizamos mi hermano Rodrigo Ortega en la pluma y un servidor en las imágenes.